martes, 5 de mayo de 2009

La muerte también tiene que ver con el medio ambiente

Texto y fotos María Camila Cuéllar Martínez


Recientes investigaciones han demostrado que es más contaminante el proceso de inhumación que el de cremación. En Medellín, los cementerios Campos de Paz, Jardines de Montesacro y Fundación Cementerio de San Pedro confirman la preferencia de los habitantes de esta ciudad por la cremación.


“El Ministerio del Medio Ambiente controla y regula cada uno de los aspectos que giran en torno a la cremación humana y algunos de los principales requerimientos se orientan al tratamiento de residuos”, precisa Beatriz Elena Piedrahíta, administradora la Fundación Cementerio de San Pedro.


En cumplimiento de las normas estipuladas por el Ministerio, explica Piedrahíta, los hornos crematorios usados en la ciudad están ubicados en zonas no residenciales y poseen chimeneas con filtros para la purificación del aire. Ello evita la expulsión de material particulado a la atmósfera y hace de la emisión de gases contaminantes un problema menor.


En contraste, los cuerpos en proceso de descomposición excretan unos líquidos llamados lixiviados, que pueden llegar a ser contaminantes para la tierra y el agua, sin dejar de lado los gases y olores que pueden generar.


Esto sumado al hacinamiento y la posibilidad de una exhumación, hacen del entierro una opción poco atractiva para los dolientes.


El ritual de la cremación ha tomado una gran fuerza. Hoy, de cada cinco muertes ocurridas en Medellín un cadáver es inhumado y cuatro son cremados.


Es frecuente que sí el fallecimiento fue por causa de enfermedad crónica o aguda se traslade directamente del hospital al crematorio, para después realizar la ceremonia religiosa con presencia de las cenizas, que luego serán llevadas a cenizarios ubicados en panteones o mausoleos.


Para quienes igual quieren un entierro tradicional


El arreglo de cadáveres se puede hacer con avanzadas técnicas de inyección arterial de líquidos preservantes, donde predomina el cuidado de aspectos estéticos y de salubridad pública

.

Este procedimiento hace la descomposición más lenta, lo que ocasiona que pasados los cuatro años de enterrado el cadáver se encuentre en perfectas condiciones. Sin embargo, luego de su exhumación es necesaria la cremación.


No sólo para los muertos


Cada vez más, los cementerios dejan de ser terrenos usados para fosas y tumbas. Algunos como la Fundación Cementerio de San Pedro ofrecen espacios para la recreación y la cultura; conciertos y obras de teatro se incorporan con el arte funerario al patrimonio cultural de la ciudad.


La práctica de la cremación introduce cambios en los cementerios tradicionales, que lentamente van dejando espacios para el crecimiento urbano, evolucionando como importantes centros históricos para preservar la memoria y cambios de la sociedad.


“Inculcar a la infancia para que asuma que no hay que temerle a la muerte, sino disfrutar la vida es una de las misiones más importantes que tiene la Fundación Cementerio de San Pedro”, dice Beatriz Elena Piedrahíta, quien reitera que la cultura ambiental está creciendo a la par de la cultura ciudadana.


Foto: Ataúd luego de la exhumación.

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