miércoles, 6 de mayo de 2009

Medellín, ciudad contraria


Por Natalia Avendaño Giraldo
OPINIÓN.

Si se vende el planeta y la conciencia del hombre, ¿por qué no vender también las leyes que rigen a ambos?

“Medellín ciudad contraria a espectáculos donde se maltraten, torturen o maten animales”, es la elevada pretensión que textualmente cita el Acuerdo 007 de 2008 propuesto por el Concejo de Medellín.

Aunque no se refiere en particular a ningún tipo de “espectáculo”, no tiene un carácter prohibitivo, ni establece medidas sancionarías por su intención pedagógica.


En él se declara una alentadora evolución cívica y colectiva de los medellinenses, pero actualmente, bajo argumentos de “inconstitucionalidad”, el proyecto se encuentra archivado, lejos de confrontaciones éticas o jurídicas.


Tras ser aprobado en dos debates del Concejo de Medellín, el Acuerdo generó de manera inmediata una vidriosa polémica entre diversos sectores como el taurino, que veían en él un intento por criminalizar lo que, para ellos, es una manifestación artística e idiosincrática.


El siguiente paso, la necesidad de una aprobación por parte del alcalde Alonso Salazar, se convirtió para muchos en la manifestación clara de la doble moral legislativa en la que la ecología ya no concierne a la relación que el hombre tiene con el resto del Planeta y el desarrollo sostenible, sólo se concibe en términos económicos y políticos.


Una golosina para calmar la desnutrición

“La ley colombiana y las sentencias de la Corte Suprema de Justicia señalan que los espectáculos taurinos son concebidos como arte, por ese motivo no podríamos tener un Acuerdo Municipal que declare a Medellín contraria a espectáculos donde se maltraten animales. Sin embargo, desde la Alcaldía les hemos dicho a las diferentes organizaciones que trabajan por la defensa de los animales que les brindamos todo el apoyo necesario para generar campañas y otras iniciativas encaminadas en brindar formación al respecto”, declaró Salazar, tal vez haciendo alusión a Ley 84 de 1989, única ley en contra del maltrato animal de la que dispone la legislación colombiana.

Ley que desafortunadamente está plagada de contradicciones, al concluir con una basta serie de objeciones dentro de las que se cuentan “espectáculos tradicionales” como el toreo, el rejoneo, las peleas de gallos, entre otros.

Llama la atención que una de las regiones con mayor diversidad del Planeta no se ocupe de tener políticas más contundentes frente a temas como el maltrato animal y el tráfico de fauna silvestre. ¿Pereza legislativa? ¿Vista gorda bajo conveniencia particular?

Hemos sabido sacar el mayor lucro de la tortura animal. En el mundo, el trafico ilegal de fauna se compara con el trafico de armas por la cantidad de dinero que en el se mueve (alrededor de 7.000 millones de dólares anuales).

De la misma manera, es mucho el dinero que se mueve en la mayoría de los espectáculos “culturales” que involucran masacres animales.

Comercio, apuestas, patrocinadores y espectadores nutren el atributo rentable de estos eventos.


Tal vez sea tiempo de buscar destinos alternativos para los fondos del Ministerio de Cultura, gran patrocinador de la “fiesta brava”.


Después de todo, el dinero que la Feria Taurina entrega al hospital San Vicente de Paúl “no alcanza siquiera para el mantenimiento de la planta física”, afirma María Elena Duque, gerente de Administración de Recursos del hospital.

Al que le caiga el guante… Detractores, ¿se auto inculpan?


“Explicación no pedida…”, en palabras de Álvaro Múnera Builes, uno de los siete concejales proponentes del proyecto, es una acusación manifiesta de lo que sugieren los argumentos taurinos.

Con este proyecto el Municipio de Medellín, acogiendo la aplastante mayoría de los ciudadanos, simplemente se declara contrario a espectáculos bárbaros, pero en el proyecto no calificamos a ninguno”, sostiene el concejal en el acta del primer debate al que se sometió el proyecto. ¿Se sienten aludidos?

Múnera es también el proponente y ponente del Acuerdo 49 de 2003, el cual buscaba eliminar el sacrificio de animales en la vía pública en época decembrina (las tradicionales marranadas).

Se pierde la primera batalla Aunque el proyecto no prohíbe ninguna actividad, pudo más la defensa de ciertas dinámicas económicas y tal vez “culturales”. “Ante la negativa del alcalde para firmar el Acuerdo se remitió el expediente al Tribunal Administrativo de Antioquia para que determinara quien tenía la razón, si el Concejo Municipal o la Alcaldía de Medellín”, dice el secretario de la comisión tercera encargada de este Acuerdo, Fabio Ríos.

Se falló a favor del alcalde y la sentencia S-10 fue archivar el proyecto. Está a la espera de ser desempolvado en un momento oportuno de nuestro desarrollo ético y moral porque, como dijo Gandhi, “el desarrollo ético y moral de una nación se puede medir por la forma en que son tratados los animales”.


Foto de www.fotoeditores.com

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